jueves, 18 de julio de 2013

Fuera de lugar


"Hace tanto tiempo que estoy fuera de mi hogar
que ahora que estoy en la puerta no sé si debo de entrar".

Resulta curiosa la fascinación que me producen los espacios. Lo que puedo llegar a sentirme parte de un sitio, de un grupo, de un barrio, de una casa...

Y lo que puedo llegar a sentirme fuera de lugar. 

Hay casas que siento, que he sentido mías. Espacios que he decorado, tanto con fotos, cuadros, como principalmente con mi vida, con mis recuerdos. He llenado de sensaciones lugares que invadí cuando aún no eran de nadie, y he hecho míos sitios que antes fueron de otros, y que ahora serán de otros distintos. 

La cuestión es que mi vertiente conquistadora se marchó hace un par de años, y desde entonces no encuentro ese lugar donde refugiarme cuando lo necesito. Me falta el sitio de mi recreo.

Tengo mi pequeño paraíso, al que me escapo para coger aire y sentirme más fuerte. 
Pero es un paraíso lejano, un refugio, no un hogar.

Y vivo en la casa en la que crecí, en la que sentí antes que en ningún sitio que era mi espacio. Sin embargo, no encuentro ahora mi rincón. No tengo recuerdos en las paredes, no tengo vida en sus cajones, ni guardo secretos en mi mesilla. De hecho no tengo mesilla. Cambio de habitación, intentando encontrar el lugar en el que se me vaya la melancolía constante en la que vivo. Duermo en una cama, duermo en otra, duermo en un sofá, pero no descanso ni regreso a casa con ganas de sentarme en mi silla favorita, porque no la tengo. 

Me encantaría tener ganas de volver a casa al acabar el día, sin embargo, de un tiempo a esta parte, el regreso se me hace cuesta arriba. Llegar y no saludar a nadie. Llegar y enfrentarme a una nube gris que se pone sobre mi cabeza, y que amenaza lluvia. Y las sábanas protectoras esta vez no me resguardan.

Y me convenzo, de corazón, de que mi sitio, nuestro sitio, es el que comparto con la gente a la que quiero. Que con ellos sí que me siento como en casa. Da igual donde esté. Mi casa es ese abrazo o ese beso. Es esa mirada. Ahí siento que después de un largo día llego al lugar donde deseaba estar siempre. 

Aún así, aún sabiendo eso, necesito encontrar mi lugar. Necesito sentirme a gusto en el lugar donde hoy vivo. Aunque no sepa a día de hoy lo que debo hacer para conseguirlo. 

"Ya no sé si vengo, ya no sé si debo ir.
Lo único que quiero es un lugar donde dormir.
Miro hacia delante, miro para atrás y siempre me encuentro fuera de lugar".