martes, 29 de diciembre de 2020

Ese 2020

 Ese 2020...

Aprendí que tengo que buscarme, encontrarme y quererme. Que me echaba de menos, porque me había desdibujado mientras pintaba de colores la fachada de la casa. 

Aprendí que la gente es más débil de lo que aparenta, y que la falta de contacto real nos lleva a volvernos invisibles.

Aprendí que me gusta esa capa de invisibilidad, y que quiero ser yo, por mí y para mí. Y entregarme al cien por cien a quienes me han visto llorar a mares. Para reírme con ellos a carcajadas. Y que tristemente sobran demasiados dedos en la mano para contarlos. 

Descubrí que estaba más sola de lo que creía, y que mis palabras escritas eran un bálsamo, para mí y para quienes me quieren de verdad. 

Aprendí que es fácil dar consejos y muy complicado aplicarlos, y que a mi alrededor faltaba mucha realidad. He tenido durante años muchos besos, abrazos y "te quiero" que ese 2020 me ha demostrado que no salían del corazón.

Aprendí que solo quien te quiere de verdad puede ayudarte a ser mejor. Y que el dolor que he sentido ha sido porque he sido antes tan feliz que me frustra haberme perdido.

Pero esa es una de las más grandes enseñanzas: he sido tan feliz que voy a volver a serlo. Porque es mi razón de ser, y siempre ha sido así. Porque el objetivo de la vida no es la felicidad, sino que ese es el camino a seguir. 

Aprendí, descubrí, tengo claro, que el amor tiene mil bifurcaciones, y que los recovecos forman parte de esta historia. Hacen todo mucho más bonito, más intenso, más profundo. Y nunca me gustaron los bocetos, me gustan las cosas finalizadas, y me gusta que acaben bien. Pero bien a mi manera, que es la válida, porque es la mía. 

Aprendí a separarme de todo, para unirme más aún, si es que sigue mereciendo la pena. 

Ese 2020 que tanto nos ha quitado me ha dado muchísimo más. 

Dudo de verdad que podamos tener un buen 2021 si no hemos sabido aprender la lección. 

Yo estoy orgullosa y feliz, sí, feliz. Porque cuando absolutamente todo me ha ido mal aun he tenido tiempo para sacar una sonrisa en el momento apropiado, y ayudar a alguien que lo necesitaba y me lo pedía. 

Y si algo he aprendido este año es que he nacido para eso. 

Gracias 2020, pese a todo. Estoy deseando que llegue el 2021 para continuar mi nuevo rumbo.

viernes, 25 de diciembre de 2020

Feliz Navidad

La vida no es fácil siendo yo, ya te lo avisé.

Ahora no me vengas con dramas ni sorpresas. Nunca te engañé, desde el primer día te dije lo que pasaría, cómo sería todo, y tú siempre me tomabas a broma.

Estabas tan tranquilo hoy, lo sé. Hasta feliz. La típica estampa navideña, después de la copiosa comida familiar. En el sofá, viendo por enésima vez la saga de “Regreso al futuro”, toqueteando el móvil nuevo, regalo de Papá Noel, o de tu cumpleaños. Porque hoy cumples 30.

Ha sido un día feliz. De compartir, de beber, de cantar, de comer, de estar en familia. Y tú y yo tan felices…

Te ha fallado tu mala memoria. Siempre te lo he dicho: no recuerdas las cosas importantes. Estás acostumbrado, mal acostumbrado, a que siempre yo te las recuerde. Pero esta no. Esta no iba a estar recordándotela, porque me hacía sufrir.

Sabía que iba a ser así, porque te lo dije el mismo día que me pediste salir, pero no es fácil llevarlo a cabo. Yo no soy fácil, ya te lo he dicho. Y te lo diré siempre: NO SOY FÁCIL. ¿Qué esperabas? ¿Que iba a cambiar de idea?

No, eso no podía pasar. Es uno de mis principios fundamentales, si no el que más. Me voy siempre por las ramas. En fin, que lo siento mi amor. Que esto es así y así tenía que ser. He sido muy feliz a tu lado, pero como ya te dije: el día de tu 30 cumpleaños dejaríamos de ser pareja.

Y ese día ha llegado hoy. Llámame loca, tampoco jamás lo negué.

Pero hoy es Navidad y eso significa que hoy cumples 30 años. Hasta siempre.

La vida no es fácil siendo yo, ya te lo avisé. Ahora sé que nunca me olvidarás.

 

martes, 1 de diciembre de 2020

Mis ojos son tuyos

Te presto mis ojos, con su miopía magna y su astigmatismo, con sus defectos y con todas las virtudes.


Te los presto para que puedas ver la vida como la veo yo. Para que puedas entender cómo miro lo que me rodea.

Que no comprendo tanto egoísmo. Que echo en falta que los demás piensen en alguien más que en sí mismos.

Que la realidad no es solo la que vives tú, ni solo la que vivo yo, pero si juntamos tu visión y la mía quizá todo se acerque más a la vida real.

Y podemos ver que hay gente sin trabajo que sufre, por no tener ingresos con los que alimentar a su familia, y por no sentirse útil en una sociedad que solo valora las horas que trabajas en un puesto laboral.

Y que la gente enferma, y con enfermedades de muchos tipos, desde un simple resfriado al maldito coronavirus, pasando por enfermedades mentales que destruyen por dentro.

Que las relaciones no son nunca idílicas, y que aunque no son el as de guía de una vida sí son importantes para seguir adelante con alguien a tu lado.

Compartiendo nuestros ojos veremos que hay gente sola, y la soledad es lo más triste del mundo. Porque, ¿cuántas veces has llorado en soledad? Y has deseado tener a alguien abrazándote…

Cuando la vida nos va bien nos olvidamos de que a nuestro alrededor la gente sufre. Y más cerca de nosotros de lo que pensamos.

Por eso te presto mis ojos. Mira con ellos a la gente sin trabajo, sin salud, sin amor, sin suerte, y reflexiona sobre cómo sería tu vida en cualquiera de esas circunstancias. Dedica cinco minutos, aunque puedo decirte que si no lo has vivido no sabes lo que es.

Te los presto, porque mi corazón no puedo dártelo. Si lo hiciera, entonces sí, comprenderías absolutamente cómo me siento cuando veo tanto dolor.