Quedar con alguien y calcular mal, aparecer demasiado pronto, o quizás demasiado tarde.
Supongo que lo más importante al fin y al cabo es aparecer.
El tiempo, que siempre me tiene obsesionada. Pronto o tarde, real o relativo. El tiempo que llevo sin verte, el tiempo que me queda para verte, el tiempo que cuenta lo que llevamos viéndonos.
Y de nuevo, tiempo después, nos encontramos en el mes de agosto. Mi mes. Un mes que marca mi vida desde mi propio nacimiento. Sin agosto no soy, para bien o para mal.
Sin agosto no existiría, sin agosto no celebraré, sin agostó no sería, no seré, no soy.
Agosto, que me regala calles vacías, coches nerviosos, calor y piscina, añoranza de la playa y deseos de septiembre.
Agosto que me enseñó a odiar mi casa y ahora me muestra el camino a quererla de nuevo.
Que me trajo lo peor y lo mejor. La soledad más absoluta y la compañía más perfecta.
Un pasado, un presente y un futuro. El tiempo, siempre dispuesto a marcar mi vida, la tuya, la suya, la vuestra. El tiempo y agosto. El miedo y la ilusión. El odio y el amor. El amor, más amor. Todo el amor.
Agosto, toda mi vida. Agosto, todo mi amor. Mi amor. Mi vida. La relatividad.
"Tarde o temprano
me perderé en cadenas.
una vez en la vida
debo encontrar dentro de mí
una noche de agosto
mi alma perdida
que arrojé al mar".
me perderé en cadenas.
una vez en la vida
debo encontrar dentro de mí
una noche de agosto
mi alma perdida
que arrojé al mar".