lunes, 2 de noviembre de 2015

Reencuentros

Hubo un tiempo en el que yo tuve un blog.

De hecho hubo un tiempo en el que tuve un blog en el que escribía prácticamente a diario. Se llamaba "El fin de los días grises", y fue el predecesor de este otro.

A este llegué por una renovación. Tocaba enfrentarme a una vida nueva, y lo hice con ganas, con más fuerza de la que ahora me recuerdo, y con la ilusión de que me sirviera de terapia y de incentivo para seguir adelante.

Lo que pasa es que con los años tengo que reconocer que solo escribo cuando mi vida se vuelve un poco gris. Cuando las luces se empiezan a apagar y me nace un algo en mi interior que me provoca una enorme necesidad de sacarlo. La escritura es ese camino que me ayuda a escapar.

Entonces, concluyendo, escribir hoy en día en mi blog es bastante complicado cuando siento que tengo una vida fantástica.

Los días grises están agazapados, escondidos, o quizás eliminados. Y lo único que me sale son sonrisas a mansalva y felicidad.

Empecé este blog para perseguir una sonrisa que se había vuelto esquiva, demasiado falsa e irreal. Y esa sonrisa la he recuperado. Perseguida, atrapada, guardada a buen recaudo.

Aún así, todo debe continuar, todo tiene que seguir su camino, y este blog no ha llegado a su punto y final.

Esto es un reencuentro, y quizás eso, los reencuentros, son una de las sensaciones más maravillosas de la vida.