martes, 31 de enero de 2012

Ahogada y sola



Hay veces que por más que miras a tu alrededor y ves gente, y más gente, y más gente, te sientes más sola que nunca. Porque la soledad no es solo no tener a quien abrazar, o a quien besar, o a quien hablar. Para mí la mayor muestra de soledad es no tener con quien llorar. Y eso es lo que siento en días como hoy, cuando llevo más de una semana sin quedar con nadie. Cuando llevo varios días sin coger el teléfono (porque no suena).

Y siento que esto no es tan raro, sino que forma parte de mi vida, y es el camino más recto hacia la comprensión de eso mismo, de mi vida: estoy sola.

Ahora que lo sé toca comprenderlo.

Porque tengo mucha gente que se preocupa por mí, que me escribe o me llama de vez en cuando (cuando sus obligaciones, que lógicamente son lo más importante, se lo permiten), gente que está dispuesta a quedar conmigo si se lo digo, pero ya está. No tengo un confidente, no tengo un amigo íntimo, no tengo un mejor amigo. Ante mis lágrimas estoy sola, quizás el espejo, más veces la almohada.

Estoy perdida. Poco a poco más perdida. Ahogada y sola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario