jueves, 5 de enero de 2012

La especial Noche de Reyes



La noche del 5 de enero es desde siempre muy especial en mi familia.

Supe cómo mi padre se ilusionaba como un niño mientras colocaba en el sillón del salón todos los regalos, esperando a nuestro despertar el día 6. Esa ilusión de todo padre ante la cara de su hijo el día de Reyes.

Con los años cambiamos la tradición por una preciosa e íntima cena en la noche de Reyes, en nuestra casa, mi madre, mi padre, mi hermano y yo. Tras esa cena con menú a elegir entre todos (tan lejano del menú de Nochebuena o Nochevieja) nos entregábamos los regalos y disfrutábamos por fin del maravilloso roscón (si puede ser con nata, por favor, solo no). Ese roscón que intento evitar tomar justo hasta esa noche.

Al irse mi padre la tradición se mantuvo, más si cabe. Cuando vivía en Málaga venía esta noche a celebrar la cena con mi familia. Los últimos años incluso celebraba la Noche de Reyes en Madrid y el Día de Reyes en Málaga, con viaje de 540 kms por en medio.

El caso era estar. Simplemente estar. Y pensar en mi padre, recordarle, y dedicarle cada regalo, cada sonrisa, cada roscón.

La cena de hoy es difícil. Demasiados recuerdos, demasiada añoranza, demasiados cambios. Y más ausencia. Pero nada ni nadie me debe, me va, a quitar la ilusión por esta noche. Por ello ya he echado mis lágrimas. Ya he llorado lo justo. Y entre medias he disfrutado de un atardecer espectacular, con el parque del Retiro de fondo.

No he escrito este año carta a los Reyes Magos. Pero sé que he sido buena. Lo he sido. Y lucho por ser cada día más buena. Mejor persona, más feliz, aunque con un poso de egoísmo. Que me perdonen los que no me entiendan. O no, me da igual. Yo estoy convencida de que he ido dando los pasos que debía dar en cada instante. Y repetiría todos, uno tras otro, porque todo en la vida tiene un porqué. Lo que ocurre es que no es fácil ponerse en el lugar del otro e intentar entenderlo. No importa, de verdad. Lo único importante es pararte por un momento a pensar y reflexionar. Echar la vista atrás, analizar esos recuerdos y confirmarlo, del modo que sea: "lo hice bien".

Pues como decía, que no he escrito carta, y no sé si habrá algún regalo más que la bolsa de caramelos tan tradicional (que antes preparaba mi papi y ahora prepara mi hermano con igual ilusión). A mí los Reyes me traen ya el mejor regalo: compartir esta noche tan especial con tres personas que nunca me fallan. Que respetan cada decisión que tomo, por desacertada o loca que sea, y que me han dado su hombro para llorar tantas veces últimamente: mi mami, mi hermano y mi Cú. Gracias, sois mi regalo, el mejor regalo posible de Reyes.

Que os traigan a todos muchas cosas! Y viva el Roscón de Nata!

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