martes, 17 de abril de 2012

Y los sueños a veces se cumplen



"Ríe, la vida como un volcán hay veces que ríe
Y nada tiene que ver con el tiempo
Se ríe porque para ella somos tan leves
Como el humo azul que del pudor se desprende
Y ríe porque tu llanto se lo merece
Y también porque el querer es reírse a veces"

Carlos Chaouen. "Semilla en la tierra"


Ya llevo más de dos horas despierta. Y estoy aún soñando.

Ya he pisado dos casas y eso que llevo más de dos horas despierta. Y sin embargo mis pies no pisan la tierra.

Me encanta que suene Carlos Chaouen cuando pongo el modo aleatorio en el Spotify, y que salga esta canción que dice tanto. Y me encanta escucharla tranquila, mientras me tomo mi Nesquick, mientras reflexiono, mientras intento tocar por fin el suelo.

Ayer me hicieron muy feliz. Me lo podía esperar de dos personas que son grandísimos amigos.

S., mi amiga más antigua -junto con mi "casi hermano" A.-. Nos conocemos desde los 5 años, y con altibajos, pero llevamos toda una vida junta, compartiendo, riendo, llorando, viviendo, soñando.

D., su marido. Algo más que su marido. Mi amigo. Con retazos, quizás un poco torpes, hemos ido dibujando un lienzo, con una palabra que sobresale ante todas: amistad.

Y como decía, de ellos me podía esperar que me hicieran feliz, una vez más. Lo han hecho muchas. Hemos compartido grandísimos momentos, anécdotas inolvidables, visitas en Málaga que me daban la vida (que nos daban la vida). Juntos, como con S. también hemos reído, llorado en un coche, cantado a voz en grito, insultado a una cantante en un concierto, bailado, emborrachado, visto luces parpadeantes...

Lo que no me podía esperar es que en estos días que aún son grises (me acuerdo ahora de mi anterior blog, elfindelosdiasgrises) pudieran ponerle luz, junto a dos personas que han aparecido de imprevisto en mi vida.

Intento explicarme. Hemos pasado sin duda días de los más feos que se pueden pasar, llenos de miedo, incertidumbre, dudas, temor, cansancio, desazón. Y en esos días he descubierto a dos personas increíbles. A veces la vida te recompensa, y tras pasos y pasos sin encontrar un camino de repente un día encuentras que el caminito estaba escondido detrás de un seto. Algo así ha sucedido. Tras meses y meses de travesía por el desierto de repente he encontrado a quienes me han dado una cantimplora interminable.

Gente que llega, te conquista con su mirada, te atrapa con su abrazo y sabes que se quedarán para siempre, o mientras ellas quieran.

Hablo de R. y K., K. y R. Hablo de quienes llegan como allegadas y se quedan por méritos propios. Hablo de dos personas que me han escuchado mis paranoias sin interrupción (será porque estaban ya acostumbradas a las de su hermano, jaja). Hablo de aquellas que se quitan para darme. Para abrirme las puertas a algo tan grande que se queda pequeño escribir de ello. Un gesto de generosidad tan grande que las lágrimas no han sido capaces de venir aún, por miedo a dejar feo algo tan bonito.

¿Sabéis lo que es cumplir un sueño? ¿Sabéis lo que es que te lo regalen? ¿Sabéis lo que es sentir de nuevo ilusión en la vida como hacía meses que no sentía? Pues si no lo sabéis os lo explico en una frase muy sencilla, que no tenéis por qué entender, pero que para mí es todo:

AITANA YA TIENE MADRINA.

Os quiero mucho. Os quiero tanto.



No hay comentarios:

Publicar un comentario