miércoles, 15 de agosto de 2012

Las razones para respirar



Es todo tan relativo. La vida en sí es tan relativa. Los sentimientos lo son, las personas, las ideas.
Todo es relativo.

En mi eterna manía de echar la vista atrás hoy hago lo mismo. Cierro los ojos y pienso en tal día como hoy hace un año. Estaba en Denia. Estaba con mi madre, con mi hermano, con mi Cú. Estaba en mi pequeño paraíso, aunque entonces era mi pequeña prisión. Un lugar maravilloso que afortunadamente no se tiñó de triste por lo allí vivido.

Hace un año no tenía ganas de nada. No quería levantarme, no tenía fuerzas para luchar. Por no haber no habían ni lágrimas (bueno, estas parece que tampoco existen ahora. Se evaporaron en un universo paralelo).

Estaba, sí, persiguiendo mi sonrisa. Buscando alguna razón para colorear mi futuro. Cualquier excusa para creer que aún me esperaba algo interesante en mi futuro, aunque este fuera lejano.

Recuerdo que hubo una idea que sí anidó en mí desde el principio. "Tengo 34 años. Si la vida se porta bien conmigo me queda al menos lo mismo que he vivido hasta ahora. Y eso es mucho. Porque he sido muy feliz".

Y tenía que seguir luchando por serlo. Y he luchado. Y sigo luchando. Porque la vida no se supera nunca, es más fuerte que nosotros. Siempre nos ganará y nos manejará. Lo que nos queda es levantarnos tantas veces como haga falta. Y sonreír a diario.

Buscaba una razón para respirar. Y encontré muchas. Vi que mi familia cercana (mi FAMILIA), estaba siempre a mi lado. Hiciera lo que hiciera, aunque fuera en contra de lo que ellos pensaban que sería bueno para mí. Encontré que mis amigos lo eran de verdad (los que lo eran. Otros quedaron por el camino, y bien están en ese camino si no han sido capaces de darse cuenta de lo que sucedió). Conocí gente nueva, imprescindible a día de hoy, de las que me llevaría a mi isla desierta sin dudarlo, de las que necesitas para seguir avanzando, porque el primer paso lo di gracias a ellas. Encontré la ilusión en mis ahijadas, la ya nacida Blanca y la que viene en breve, Aitana. Recuperé las ganas por viajar. Recuperé las ganas por acercarme a los que nunca se fueron. Recuperé las ganas de borrar de mi lado a quienes decidieron reprocharme mi silencio sin preguntar jamás los motivos de él. Recuperé la ilusión por el futuro, al que ya miro de frente, sin ese miedo que tenía, que me atenazaba.

Echando la vista atrás hacia el año pasado me doy cuenta de que un día como hoy miraba con pavor a un día como mañana. Porque era el momento de celebrar y no tenía nada que celebrar.

Fue un día oscuro, aunque me acompañaron los que tenían que estar. Fue un día muy gris. Pero ahora miro hacia mañana... y solo siento ganas y ganas de pasarlo bien, de compartir con ellos mi día. De compartir con los que han estado a mi lado este año tan horrible y que van a seguir estando en este año tan maravilloso.

Son ellos, son mis amigos, son mi familia, son mi gente. Son las razones para respirar. Gracias.

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