martes, 6 de septiembre de 2011

Cuando fuimos los mejores



Echas la vista atrás.

Te ves subiendo en el 32 de vuelta a casa, en una noche parecida a esta, en la que la luna empieza a brillar en lo alto. Has compartido una charla más sobre lo que esperas de la vida, sobre los sueños y las ilusiones.

Enfrente está una de tus amigas de siempre, a la que conoces desde los 5 años.

En medio una conversación sobre esa luna, sobre lo que inspira, lo que esconde, lo que oculta.

Durante años nos hemos llamado o mandado mensajes recordándonos que miráramos al cielo, que la luna estaba preciosa en ese instante.

Hoy añoro esas tardes. Tardes de barrio, de sentarte en el suelo (porque no había ni dinero para una coca-cola en un bar), de pasear por el parque, de hablar, hablar, cantar incluso. Añoro esa sencillez para quedar, esa simpleza para abrazarse, no como ahora que parece que pedimos un favor al quedar y abrazar. Que tenemos que pedir cita para vernos, para mirarnos a los ojos y descubrir que no todo va bien, aunque aparentemos, aunque disimulemos.

Añoro esas tardes. Y añoro esas noches en Denia, con la música como excusa, con las miradas furtivas al chico guapo de turno, para que al final se acercara el chico feo (que tampoco es que yo pudiera pedir mucho), cantando a voz en grito nuestras canciones, soltando confidencias, secretos, contando historias, anécdotas. Todo lo que jalonaba nuestra "emocionante" vida de los 15 años.

Añoro también los paseos por el Barrio de Salamanca, iniciados en la calle Velázquez. De nuevo llenos de todo, repletos de amistad pura y dura. De la que te llenaba el corazón y te hacía sentir invencible.

En la vida no todo es amor, o sí, sí que lo es. El amor lo es todo, el amor mueve todo, para bien y para mal, por su presencia y por su ausencia. Amar, querer, extrañar, añorar, desear, soñar, sentir, vivir.

No sé si hay luna visible ahora. No sé si la veré desde mi casa. En el pasado me asomaría al balcón, buscaría esa luna, pensaría en mi amiga y le mandaría un sms. Ahora pido cita para contar que me he acordado de ella. O peor aún, lo escribo por aquí.

Cómo hemos cambiado, y qué mal administramos la amistad. Seguimos ahí, seguimos juntos, pero deberíamos esforzarnos más por recuperar esos instantes de la adolescencia que nos hacían sentirnos los mejores.

Cuando éramos jóvenes, cuando fuimos los mejores.

1 comentario:

  1. Me veo totalmente reflejada, cambiaría Denia por Almuñecar, el barrio de Salamanca por Sanse o Ambite, pero al final son las mismas sensaciones.
    No somos conscientes de lo más importante, nuestros seres queridos.
    Me encantaría salir, entrar, reir, cantar, chillar,......pero estoy más metida en mis preocupaciones que en cualquier otra cosa. Quizá ni lo de antes ni lo de ahora, el punto medio es lo mejor pero¿cómo llegar a él?.
    Como siempre, me ha encantado leerte.

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