Sí. Todos somos el centro del universo. No lo olvidéis. No os preocupéis de nadie más. Vosotros, solo vosotros.
No preguntéis a vuestro amigo cómo se encuentra, ni desconfiéis de la respuesta más habitual "bien".
Creed todo, confiad en sus palabras sin mirarle a los ojos, vaya a ser que nos desviemos de lo importante: yo, yo, yo.
No leáis con atención, no escuchéis con interés, no miréis con profundidad.
Vamos a quedarnos en la superficie. La felicidad está ahí.
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