viernes, 16 de diciembre de 2011

Voz

Es duro echar de menos una voz. Y sé bien de lo que hablo.

Desde que murió mi padre he tenido esa horrible sensación de echar de menos su voz. No hay cinta de vídeo (que es lo que había entonces) que te devuelva su tono, su susurro, su modulación. Ese sonido que a veces reaparece en tu cabeza, como por arte de magia, y te devuelve la alegría, como si esa persona volviera.

Qué feo es echar de menos una voz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario