viernes, 7 de septiembre de 2012

Cadena de favores



Llevo varias semanas con este pensamiento en la cabeza.
Todo empieza con la acción desinteresada de una persona, iniciando en cierto modo una cadena de favores, que no sabemos si tuvo o no continuación.

A partir de ahí empecé a pensar, en consenso con algunos amigos, que tampoco sería tan difícil intentar mejorar nuestro mundo más cercano, con actos en principio tontos, pero que te podrían poner la sonrisa por un rato en la boca.

Mi amiga E. me contó que por ejemplo ella intenta comprar siempre la oferta que le hacen las cajeras del Mercadona (dependiendo por supuesto del trato recibido).

Mi amigo A. me pedía que intentara yo misma ser mejor persona, y tener algún gesto, ya que ese cambio a nivel mundial se inicia en uno mismo.

Y esa utopía sigue en  mi cabeza como gran objetivo. No voy a cambiar el mundo, no pretendo hacer magia y convertir a la gente en buena, porque ni siquiera yo sé si lo soy (ese sería un tema largo a debatir, la bondad o maldad, basada en qué?). Pero... me cuesta tanto dejar mi ticket de aparcamiento -al que le sobran unos minutos- para el que viene detrás.

Hoy le he "regalado" al conductor de una furgoneta mis 35 minutos sobrantes. Y el hombre se ha quedado sorprendido cuando me he acercado a darle el papelito, como si fuera a pedirle algo a cambio.

¿No es a veces la desconfianza la que nos hace no tener más gestos altruístas, desinteresados?

No voy a cambiar el mundo. Ni quiero ni puedo ni pretendo hacerlo. Pero tampoco me cuesta nada dar una sonrisa cuando alguien me deja cruzar en un paso de peatones, dar las gracias por cualquier cosa, saludar y despedirme en un local, mostrar la cara amable de una vida que lo es menos.

Y si todos estamos ahogados por los problemas, ¿por qué no probamos a iniciar esta cadena de favores en forma de sonrisas?

1 comentario:

  1. Me parece interesante y te iba a comentar... pero Susana me ha quitado completamente las ganas.

    ResponderEliminar