Tras una mañana y una primera parte de la tarde infernal, he pasado la tarde con mi Cú, hablando, paseando, bebiendo tintos y mojitos, y hemos acabado junto con mi prima Pati en el sótano de un parking en Plaza de España, comiendo en un chino genial. Bueno, bonito (no mucho) y barato.
Y ahora toca dormir. Aún hay esperanza. La felicidad está en uno mismo, los demás ayudan mucho. Repetiremos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario