lunes, 21 de mayo de 2012

El amor está sobrevalorado :D


Y como deshacerme de ti si no te tengo,
como alejarme de ti si estás tan lejos,
el problema no fue hallarte
el problema es olvidarte,
el problema no es que mientas,
el problema es que te creo,
el problema no es cambiarte,
el problema es que no quiero,
el problema no es quererte,
es que tú no sientas lo mismo,
el problema no es que juegues,
el problema es que es conmigo



Hoy empiezo con un tweet que acabo de publicar:

"Por 1ª vez en varios meses hoy tengo la sensación de no tener NADA que hacer. Fin de todos los flecos. Ahora toca crear. Qué difícil".

Y mi genial amigo P. me contesta esto: "Por lo pronto acabas de crear un interesante tweet. Y la sensación que describes no me parece precisamente mala".

Y esta es mi respuesta: "No, no es una mala sensación. Es extraña. Me he despertado, y me he preguntado "¿ahora qué?". Hay un abismo, pero no tengo miedo. :)"

Tras este interesante diálogo epistolar moderno, me siento delante del ordenador con ganas de seguir reflexionando. 

Ayer llegué de Denia, de un fin de semana prometido a una maravillosa amiga y que se ha visto completado por otras tres personas excepcionales. Un fin de semana que puedo intentar resumir en varios puntos: 
1. "Ábreme la puerta" y "Sigo vivo". Sin más. Banda sonora extraña de estos días.
2. Mojitos de calidad. Mojitos de frío, charlas, mantas, risas y confesiones. Con y sin alcohol. Mojitos que sirven para valorar mucho también a otros mojitos... y olé :) 
3. Playa, tapadas o al sol, playa. 
4. Comer como se debe: de lujo.
5. El amor está sobrevalorado. Y sus posteriores charlas derivadas de la idea. Trending topic del fin de semana. 
6. Whatsapp. Imprescindible. 
7. Somos del Chelsea desde pequeñitas.
8. ¿Eres pragmática o racional? ¿Realista positiva o realista negativa?
9. Adoro Denia.
10. Vivo.

Este viaje me ha dado para reírme mucho. Pero también me ha dado para reflexionar una barbaridad. Hacía tiempo que no tenía una introspección tan grande. Mirar realmente dentro de mí. Analizar mi realidad, sentirla, y obedecerla. Que a veces es lo más difícil. 

Le robo a una reciente pero enorme amiga algo que rescató ella de una serie y que me hizo abrir los ojos un poco más: "Que queramos aferrarnos a cómo era todo antes, en vez de dejar que sea lo que es. Que queramos aferrarnos a viejos recuerdos en vez de generar otros". 

¿No es absolutamente cierto acaso? ¿No cometemos el error de quedarnos anclados en el pasado, mientras a nuestro lado pasa el presente y se acerca el futuro? 

La cuestión es que hoy, tras estos dos días de gran intensidad emocional (y no toda esa intensidad positiva, precisamente) me he despertado y me he dicho: "¿y ahora qué?"

He cerrado ya muchas puertas que debía cerrar. Y por primera vez quizás mi corazón y mi cabeza van en la misma dirección. No tengo trabajo, no tengo una obligación, quiero disfrutar. Quiero vivir. Quiero sentir. Quiero pelearme conmigo misma una y mil veces y acabar ganando mi propia batalla. 

Este fin de semana abrí los ojos a cosas feas, sentí mucha rabia, mucho dolor. El recuerdo no siempre es algo bonito. Duele, y mucho. Y seguirá doliendo. Pero si siempre supe que quería crear nuevos recuerdos, ahora lo tengo más claro aún. Y sé, y eso es lo que más me mueve, que no tengo porqué crearlos sola. Que aún tengo margen para caerme unas cuantas veces y que me sigan levantando. Son siempre los mismos, pero son. Y eso es un privilegio. Quien se tenga que dar por aludido que se de. 

Me hacéis más fuerte. Y yo solo sé escribirlo. Porque no todas las personas abrimos nuestro corazón de la misma forma. 

2 comentarios:

  1. Es cierto que sentimos la necesidad imperiosa de anclarnos al pasado, con la vana esperanza de cambiarlo.
    Y siempre, después de un tiempo nos damos cuenta de que el pasado permanecerá invariable. Y hemos dejado pasar un tiempo valioso.
    Creo que las experiencias, las vivencias, como su nombre indica son para experimentarlas, sentirlas y vivirlas. Y nada más.
    De alguna tal vez podamos aprender algo pero tampoco es excesivamente importante.
    Cuando nacemos se nos entrega una bolsa con un tiempo determinado. Y de nosotros depende en que lo gastamos.
    Yo he aprendido que el tiempo se gasta, quiero yo o no quiera. Por eso, al igual que tú, he decidido vivir. Vivir cada segundo como si fuera el último. Disfrutar cada minuto de lo que me rodea, de los que me rodean.
    Y en cuanto al amor, no es un ingrediente imprescindible para ser feliz. Es como la cebolla en la tortilla de patata. Si la echas, está muy buena, pero si no también esta deliciosa.

    P.D: No necesito que me digas que me quieres porque con tus gestos y acciones se que cuento con tu amor.

    Olé.

    ResponderEliminar
  2. Del epistolar moderno diálogo al decálogo no menos moderno y que resulta casi indescifrable, ¿eh?

    Es posible que yo me quede pronto sin trabajo también (es posible también que no); si eso sucede tú me servirías de inspiración para no sentirme culpable por intentar poder hacer en cada momento lo que me apetezca hacer.

    Un abrazo fuerte.

    ResponderEliminar