martes, 29 de septiembre de 2020

Lejos

Tan lejos que cuesta escuchar tu voz. Es solo un susurro, como llegado de una caracola al acercarla al oído.


Tan lejos que no puedo tocarte, sentir tus manos acariciando las mías, ni un leve roce, ni una mínima caricia.

Tan lejos que para comunicarme contigo casi prefiero mandarte un whatsapp, porque si hablamos lo más normal es que acabemos discutiendo.

Como si fuéramos dos extraños, o peor aún: dos personas que de tanto conocerse han llegado a ver lo peor del otro, y han llegado a odiarlo, a odiarle, a odiarse.

Cada paso que damos adelante es un paso que nos separa, y estando cada vez más lejos rompemos con el pasado, al que ya no queremos acudir para averiguar si fuimos tan felices como pensábamos.

Lejos del amor, cerca de la desidia. Cuando de tu boca solo sale una frase, directa del corazón, directa al corazón: “vete lejos, porque si te quedas cerca vas a estar más lejos que nunca de mí”.

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