Qué sencillo cuando me dices que lo que tengo que tener es más paciencia.
Que me tomo todo demasiado en serio y que me
preocupo por cualquier cosa.
Es verdad, estoy siempre agobiada, estresada, con
los nervios de punta, pero ¿te has parado a pensar en todo lo que hago?
Es fácil pedirme paciencia mientras tú te vas de
casa a trabajar y ya no te preocupas por nada más. “Chica, es que te lo tomas
todo a la tremenda”. Así, con tu chulería, mientras te tomas una cerveza con
tus amigos y yo te cuento por teléfono que nuestros hijos, NUESTROS, me tienen
desquiciada.
Porque no quieren hacer los deberes ni me hacen
caso con nada, y no hacen más que pelearse. Mientras pongo la lavadora, tiendo
la ropa y limpio la casa. Mientras intento preparar la cena y tu comida para
mañana. Mientras busco un hueco solo para ducharme.
“Te falta tener más paciencia, un día te va a dar
algo”.
Me voy a tomar todo con más paciencia, sí. No me
voy a preocupar de los horarios, y si los niños llegan tarde al colegio, pues
que lleguen. Y si no tienes comida lista para el trabajo, pues no la tengas. Si
llegamos tarde al médico, que nos esperen. Si no hay ropa limpia porque no he
puesto la lavadora, pues usamos ropa sucia. Voy a tomarme todo con paciencia,
no voy a ser una paranoica , ni una histérica, ni nada.
Voy a relajarme, a ver películas, a salir con mis
amigas, a ir de compras, a tumbarme a leer, qué maravilla.
Por cierto, al bebé de seis meses dale tú de mamar si eso. Y al nene de 5 años déjale que se duche solo, que ya es mayorcito. Del de 8 años ni hablamos, mejor que se encargue él de hacer las cosas de la casa, mientras yo sigo desarrollando esto de la paciencia.
¡Va a ser tan divertido!
No hay comentarios:
Publicar un comentario