lunes, 21 de septiembre de 2020

Ostracismo

Relegado al ostracismo. Ya era algo que se hacía en la antigua Grecia con los ciudadanos peligrosos o sospechosos.

Pero ni estábamos en la antigua Grecia ni yo era un ciudadano de ese calibre.

Sin embargo, tenía la sensación de estar ya en el olvido. Como si no existiera, como si toda mi vida pasada hubiera sido un sueño. ¡Y menudo sueño!

Había pasado de tener una vida tranquila, cómoda, incluso feliz, a estar apartado de todas las bondades de la sociedad.

Claro que había cometido errores, algunos más graves que otros, pero me parecía que el castigo estaba siendo demasiado duro. Me costaba entender que en pleno siglo XXI un fallo desencadenara esta tormenta.

De acuerdo, quizá un fallo detrás de otro. Tal vez había aprovechado mi situación para cometer más delitos de los que debiera, y alguna que otra acción que podría incluso considerarse amoral o inmoral.

Pero, ¿qué persona con algo de poder no hace lo mismo hoy en día? ¿Por qué la han tenido que pagar conmigo? Mi cabeza ha caído, y han querido machacarme para ser ejemplo de lo que no tiene que ser…

Malditos medios de comunicación. Malditos compañeros de partido, todos cogían del mismo cajón pero me han pillado a mí con las manos en la masa. Y los del otro partido igual. Ay, si yo hablara… pero claro, por eso estoy donde estoy, para que no pueda hablar. Me han robado casi mi identidad, así me tienen calladito.

Relegado al ostracismo, como en la antigua Grecia. Hasta en eso soy un grande. Ya me decía mi madre que era más listo que el hambre, aunque quizá esta vez me he pasado de listillo.

¿Ostracismo es una ciudad con mar?

No hay comentarios:

Publicar un comentario