sábado, 12 de septiembre de 2020

Tiritando

 Tiritando se metió en la cama. Se encogió, adoptando la primera postura que adoptamos en nuestra vida, como si estuviera en el vientre de su madre, buscando calor. Tapada con el edredón nórdico, buscaba la calidez, pero sabía que tardaría en llegarle, porque hoy dormía sola.

Le castañeaban los dientes, chocando entre sí, de forma incontrolable. Solo quería que el frío se fuera, que su cuerpo entrara en calor. No había otro pensamiento en su mente, solo ese.

Se tapó con la manta hasta la cabeza, como cuando de pequeña se escondía para que el miedo se fuera. 

Hoy quería que el calor entrara, o que el frío saliera, o que todos sus temores huyeran, con la manta milagrosa que todo lo podía.

Entonces le sintió a su lado. Le abrazó con fuerza, notó su cálido cuerpo y se llenó de calma. Su silencio, su suavidad, su protección.

El calor y la paz que siempre aporta el osito de peluche.

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