sábado, 5 de septiembre de 2020

Zigzag

El sol entraba filtrado entre las persianas del dormitorio.

Esos rayos jugaban con mis pies dibujando un extraño zigzag.
Mi cabeza, siempre con ideas extrañas, empezó a divertirse: zigzag, tic toc, ding dong, ejem ejem, cuchi cuchi…

“Cuchi, cuchi”. Se me puso la sonrisa en la cara, la sonrisa boba que provoca una expresión tan infantil en la voz adulta. “Cuchi, cuchi”.

Me levanté, ya con el pie derecho, porque empezar el día sonriendo era un reto que no conseguía muy a menudo en los últimos meses.

Preparé el café, aunque nunca me había gustado el café, pero estaba intentando cambiar algunas de mis rutinas, para ver si así también podía cambiar el rumbo de mi vida, algo torcido en estos momentos.

En contra de lo que solía hacer, que era encender la televisión, puse algo de música, una de esas canciones que sí o sí te dan buen rollo, y que mantuvo unos instantes más ”la sonrisa del cuchi cuchi”.

¿Y si esa estupidez había sido el punto de inflexión para comenzar de nuevo?

¿Y si esa idea tonta que le había hecho que se borrara su rictus de tristeza le servía para coger las riendas de su vida?

¿Y si “la sonrisa cuchi cuchi” era justo lo que le había faltado hasta ahora?

Comenzamos de nuevo, un zigzag del destino… y a comernos el mundo, que tengo hambre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario