jueves, 24 de septiembre de 2020

Mamá

Mamá, aquella que te pare, y también aquella que no lo hace.

Mamá, la que habiéndolo llevado dentro 9 meses, o tal vez no, lo siente como lo más importante y da todo por él.

Mamá, la que te enseña a comer, a caminar, a hablar, a caerte y levantarte siempre. La que te forma como persona, la que te educa, la que te muestra un camino y te deja aun así que tomes el tuyo propio. Siempre a tu lado, aunque te equivoques.

Mamá, la que aguanta que estés días sin llamarla más que para saludar, y que luego reaparezcas en tus momentos de hundimiento, hablándola a todas horas, llorando cada minuto.

Mamá, la que te prepara tus comidas favoritas, aunque odie cocinar. Y te hace comida de sobra para que te la lleves a casa después.

Mamá, la que te regañaba porque hacías algo mal, y al segundo estaba jugando contigo, porque sabía que lo único que querías era sentir su calor.

Mamá, la que lucha contra brazo y marea para sacar adelante sola a un hijo, a cambio de perderse su tiempo con él, sus mejores momentos, y se los regala a quien le cuida.

Mamá, la que piensa siempre primero en su hijo, y después en sí misma, solo porque sabe que cuidándose ella podrá seguir dándole lo mejor.

Mamá, dame la mano, que ahora me toca a mí cuidarte. Como tantas veces has hecho durante toda mi vida, y sigues haciéndolo aún. Porque no hay alivio más grande que el abrazo de una madre, ni sonrisa más perfecta que la que ves en su rostro cuando vuelves a casa.

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