lunes, 17 de agosto de 2020

La oscuridad

Olvidó todos sus miedos infantiles y se metió en el pequeño agujero que había encontrado en la casa. Empezó a caminar, agachándose cada vez más, casi a rastras.


No había tenido la previsión de coger una linterna, un mechero, o simplemente el móvil, con lo cual la oscuridad era total. Esperaba poco a poco ir adaptando la vista al lugar que iba ocupando.

De pronto chocó contra una pared. Ahí estaba. Esa era la habitación sobre la que durante tanto tiempo había oído hablar cuando era pequeño.

Sintió que había alguien. Se asustó. El sudor frío le empezó a recorrer el cuerpo.

-“¿Hola? ¿Hay alguien?”

Se oyó el crujido del suelo. Alguien estaba ahí, pero intentaba esconderse.

-“No voy a hacerte daño. Solo estaba visitando este lugar. Puedes salir…”

Se hacía el valiente, pero por dentro estaba temblando.

De repente se le vino una idea tonta a la cabeza: “en la oscuridad todos somos del mismo color”. Y pensó en la cantidad de inmigrantes ilegales que llegan a esa zona en esta época del año.

En que encontrarlos ahora podría suponer un problema. Y que él solo estaba cumpliendo con una aventura infantil.

¿Por qué cambiar la vida de alguien que pretendía salir adelante?

Se empezó a dar la vuelta, para salir de allí. Sus ojos, ya adaptados al lugar pudieron ver los ojos de él, de ellos. En efecto, en la oscuridad todos somos del mismo color. Y el miedo nos atenaza cuando no sabemos a qué nos enfrentamos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario