Eres único. Nadie podría nunca decir otra cosa de ti.
Tu forma de vivir la vida, tu forma de creer en la muerte, tu manera de sonreír, y hasta tu manera de llorar. Único.
Me refiero a lo imposible que es que haya alguien que se parezca a ti en algo, en cualquier cosa: en nada.
Tu forma de amar es única. Y tu forma de odiar, de odiarme. Tu forma de caminar, tan a saltitos. Tu horrible voz al cantar, inigualable. Tus gestos al bailar, esa mezcla entre feos y desesperantes. La manera de abrazar, de abrazarme. Tu olor, tu mirada, tus silencios.
Tus sueños son únicos, tus realidades mucho más.
Porque eres uno, eres único, eres tú, diferente e igual, compartiendo ciertas cosas con millones de personas, pero a la vez siendo distinto, otro, único.
Como todos, irrepetibles, imposibles, fundamentales.
Únicos para alguien, únicos para nosotros mismos.
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